Portuigualdad - Igualdad de Oportunidades entre mujeres y hombres de Portugalete

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La igualdad no es sólo asunto de mujeres

| -k bidalia webmaster2 | Esteka iraunkorrak | Actuaciones por la Igualdad

Fuente: (deia.com)

LA discriminación por razón de sexo está fuera de la ley en todos los países de la UE. Aceptada totalmente la igualdad legal de la mujer en el corpusjurídico de todos los países europeos parecería que los problemas están solucionados. Pero la realidad cotidiana muestra que aún en Europa, punta de desarrollo de este derecho en el mundo, la igualdad legal tiene todavía mucho que hacer en la discriminación real que, por razón de sexo, sufren las mujeres bien en el trabajo, en casa, en la política, en el ámbito sindical.

En el Seminario internacional, celebrado en Donostia, organizado por la Defensoría para la Igualdad de Mujeres y Hombres del País Vasco, las representantes de estos organismos en Lituania, Noruega y Suecia han intercambiado sus experiencias de décadas de trabajo en contra de la discriminación por razón de sexo. "Las sociedades democráticas tienen que luchar contra la desigualdad entre hombres y mujeres. Quienes la conformamos debemos de contar con los mismos derechos y obligaciones", apunta con vehemencia, Elisabeth Lier Haugseth, de Noruega.

Su país aprobó ya en 1978 la Ley de Igualdad prohibiendo cualquier discriminación por razones de sexo, al tiempo que estipulaba que las autoridades públicas, empresariado y demás entramado social debían fomentar la igualdad de oportundiades entre los sexos en sus áreas de responsabilidad.

Siendo mayoritariamente mujeres quienes participan en encuentros como el de Donostia podría pensarse que éste es un asunto sólo de mujeres, y éste precisamente ha sido uno de los ejes en los que han coincidido todas las Defensoras: la igualdad no es sólo temas de mujeres, sino que necesitan de una implicación directa de los hombres para conseguir que sea una realidad cotidiana.

Porque la discriminación de género, a pesar de todo el entramado legal, sigue siendo algo latente en nuestra sociedad, aunque por pudor y una cierta vergüenza se mantenga de una forma secreta e invisible, aunque no por ello menos real.

Precisamente lo que piden las Defensoras para la igualdad de oportunidades de Europa es la implicación de los hombres para que esta invisibilidad de la discriminación por razón de sexo se haga visible y pueda ser reclamada legalmente en los distintos organismos.

"Tal vez la desigualdad más aguda se manifieste cuando la mujer, normalmente joven entre 20 y 30 años, intenta acceder al mercado laboral. Por lo general, en Europa hay más mujeres en esa edad con estudios superiores, incluso de postgrado, y que han obtenido mejores resultados académicos. Pero, y excepto en la función pública donde la entrada es más aséptica, la discriminación por razón de sexo será un hándicap permanente para la mujer ya incluso desde el mismo momento de las pruebas de entrada", reconoce Ausrine Burneikieni, Defensora de Lituania, que cuenta con este organismo desde 1998.

la conciliación Qué si están casadas, qué si esperan casarse, qué si van a tener hijos, qué si van a pedir bajas… son cuestiones que nunca se les plantean a los hombres, sólo a las mujeres. Una vez en el puesto de trabajo, la conciliación laboral familiar carga siempre las tintas en ese segundo aspecto sobre la mujer. Ella se preocupa de las labores de casa, de los hijos e hijas y de atenderlos e incluso de cuidar a a las personas mayores,

Como consecuencia de esta necesidad de compatibilizar mayor que la del hombre, los horarios, las tareas y la clasificación profesional de la mujer suele ser inferior porque su disponibilidad es más perentoria; a consecuencia de ello la promoción de la mujer es siempre más complicada, su acceso a los cargos directivos más dificultoso y su participación o promoción a mejores puestos y empresas siempre cuenta con un plus de dificultad añadido.

"Todo lo cual se manifiesta en unos niveles de sueldo evidentemente inferiores por término medio a los hombres en la misma categoría", apostilla Caroline Wieslander-Blucher, responsable de los Servicios jurídicos de la Defensoría para la Igualdad de Suecia, país pionero en crear este organismo.

Los datos de mujeres directivas, de su participación en empresas de éxito y en consejos de Administración, así como el número de mujeres en puestos de decisión son altamente elocuentes y explicativos de todo lo dicho. Así pues, lo que las Defensoras para la Igualdad de Oportunidades en Europa han puesto de manifiesto en Donostia ha sido la contradicción entre unas leyes para la igualdad perfectamente estructuradas que equiparan a hombres como a mujeres, tanto en derechos como en deberes, con la desigualdad real de una discriminación soterrada, pero manifiestamente evidente.

Realidad y legalidad En este punto es donde la incardinación de la realidad y la legalidad necesitan de las acciones positivas, donde la participación de los hombres es imprescindibles. Cuando una mujer se incorpora al mercado laboral si quiere tener las mismas expectativas que un hombre necesita que éste coparticipe en la conciliación del cuidado de la familia, de la atención a la casa, en igual proporción. Mientras esto no suceda difícilmente se puede conseguir la igualdad de oportunidades.

Esta coparticipación de los hombres significaría como está a punto de ocurrir en Suecia, que la mitad de los permisos para atender a los bebés, fuesen requeridas por hombres, "así los empleadores no harían discriminación por sexo al contratar a las mujeres pensando que van a ser solo ellas quien cojan las bajas maternales".

Pero no sólo las bajas, sino también la coparticipación de los hombres en el cuidado de la familia y en los trabajos de la casa que permitieran a las mujeres una disponibilidad de horario parecido al que tienen los hombres. "Si una reunión de ejecutivos es a las ocho de la mañana o a las ocho de la noche y a esas horas quienes se ocupan de los niños es siempre la mujer díficilmente podrá existir compatibilidad con ese tipo de trabajo. Y si no se tiene esa disposición es casi imposible que exista una promoción profesional. Y sin esta promoción profesional no accederán a puestos de decisión y esto significará siempre menor sueldo. En todo caso originado por una discriminación por razón de sexo", remacha la lituana Ausrine Burneikiene.

Desde las Defensorías europeas trabajan en que las Administraciones actúen con energía y habilidad a la vez para que esta discriminación invisibiliada se haga perceptible y pueda ser corregida mediante acciones de discriminación positiva; pero al mismo tiempo se recaba la implicación de los hombres que, evidentemente, tiene que venir vía educativa pero también a través de incentivos para que la igualdad sea en ambas direcciones.

Aunque para muchos, y también muchas, siga siendo la violencia de género casi un apartado meramente pasional, la realidad es que cada día es más claro que la violencia que los hombres ejercen sobre las mujeres tiene su base en una discriminación por razón de sexo. "Es cierto que mayoritariamente existe una desigualdad física entre el hombre y la mujer, pero la razón última de la violencia yace casi siempre en una desigualdad de rol, de categoría, de importancia, de valoración social que casi siempre juega a favor del hombre y en contra de la mujer", recalca la jurista sueca Caroline Wieslande Blucher.

desigualdad versus violencia En todos los países europeos sucede algo similar, aunque los datos sobre la violencia por razón de sexo estén mucho más contenidos en los países nórdicos donde se trabaja en ello desde hace cuatro décadas, en contraposición con lo que sucede aquí, donde la Defensoría de la Igualdad, a la que pueden dirigirse las personas que se sientan discriminadas por razón de sexo en el sector privado, funciona desde hace dos años. Esto unido a que la Ley de Igualdad en el País Vasco y en el Estado español tiene pareja diferencia de vigencia hace que en los países del sur las desigualdades y sus manifestaciones incluso violentas sean mucho más agudizadas.

La propuesta contra todo tipo de violencia que se ejerce sobre las mujeres viene en el mismo hilo de la desigualdad. "Cuanta mayor discriminación por razón de sexo, menor será la violencia de género", asevera Elisabeth Lier Haugseth.

En el momento que una mujer está en posición pareja de igualdad, tiene iguales oportunidades de acceso a puestos de trabajo, cuando su disponibilidad personal es similar a la de su compañero y cuando la dedicación al hogar de ambos está bien conciliada la propia autoestima de ambos, su rol social y profesional son la mujer garantía de que la violencia no aparecerá y caso de aparecer por cuestiones de tipo sentimental lo serían en igual proporción hombre-mujer, mujer-hombre, que es lo que ahora no ocurre, donde de cien muertes, 98 son de mujeres y dos son de hombres y donde más del 90% de las denuncias por agresión la ponen mujeres maltratadas por hombres.

Para las Defensoras europeas está muy claro que la igualdad no es una meta sino que es el camino, que como consecuencia de recorrer el camino de la igualdad, los beneficios los obtendremos todos, las mujeres, evidentemente, porque tendrán igualdad de oportunidades y no sufrirán violencia, pero los hombres también porque coparticiparán de un proyecto común que no les rebajará en absoluto sus derechos, pero les permitirá disfrutar de una parte de la vida a la que tradicionalmente a algunos les han hecho renunciar.
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