El Gobierno tenía, no obstante, la asignatura pendiente de alcanzar la paridad también en los segundos niveles de la Administración, una meta lograda sólo a medias pero en la que los socialistas han puesto especial cuidado a la hora de confeccionar sus equipos. «Vimos que podíamos quedarnos atrás y nos pusimos las pilas», explican desde el Ejecutivo. Sin apenas puestos ya por cubrir, y según datos aportados por la propia Lehendakaritza, el porcentaje de mujeres en los altos cargos -consejeros, viceconsejeros, directores y titulares de secretarías generales- supera ligeramente el 40% establecido por la ley (ronda el 43%).

Una meta de la que se quedaron algo más lejos sus predecesores en el tripartito PNV-EA-EB, en el que los puestos de mayor responsabilidad estaban copados en su mayoría por hombres y la presencia de mujeres no llegaba al 35%. En el escalón más alto, Ibarretxe contó en su último Gabinete con seis consejeros y cinco consejeras.

En las direcciones de área, 124 en total, se roza la paridad, con 63 hombres frente a 61 mujeres. Es en las viceconsejerías donde la mayoría masculina resulta aplastante, igual que sucedía en el Gabinete precedente: ellos son 22 y ellas sólo 8. En total, 96 hombres y 74 mujeres se reparten los puestos de confianza de la Administración vasca, lo que supone un porcentaje más de tres puntos superior a lo estipulado por la normativa vigente.

También prometió López 'adelgazar' la estructura administrativa de su Ejecutivo sin mermar la calidad de los servicios y fijó, en su primer consejo de Gobierno, en un 10% la reducción de altos cargos respecto a la estructura con la que se encontró al llegar a Ajuria Enea, sin descartar que pudiera ser incluso superior. Casi cuatro meses después, la remodelación ha afectado a todas las consejerías, en mayor o menor medida -sólo dos, Interior y Cultura, conservan el mismo nombre, aunque la primera, por ejemplo, ha aumentado sensiblemente sus competencias al incorporar la violencia de género y la meteorología a sus atribuciones-, y el recorte definitivo de personal ha quedado exactamente en el 9,93%, que se traduce en la desaparición de prácticamente una treintena de altos cargos y asesores respecto a la octava legislatura.

Más de 90 asesores

Un total de 292 personas cubrían estas funciones en la última etapa del tripartito. Ahora, han quedado en 263: el lehendakari, los diez consejeros, treinta viceconsejeros, cinco secretarios generales, 124 directores y 93 asesores repartidos entre la Presidencia y los distintos departamentos, cargos de confianza que no requieren ser publicados en el Boletín Oficial del País Vasco. En total, 29 personas menos que en el viejo organigrama, que contaba con 185 altos cargos frente a los 170 actuales y quince asesores más, 107 en total.

Fuentes gubernamentales subrayan que el reajuste no supone la desaparición de ningún servicio ni afecta a la «eficacia» de la Administración, sino que responde únicamente a la reordenación de funciones anunciada en consonancia con la política de austeridad que pretenden aplicar en pleno azote de la crisis. De hecho, la desaparición de esos 29 puestos supondrá un ahorro anual de cerca de 2.000.000 de euros. No obstante, ante la petición del PP, por ejemplo, de eliminar directamente las delegaciones vascas en el exterior -cuya hipotética desaparición engordaría en cinco millones de euros el erario público-, desde el Ejecutivo subrayan la necesidad de aplicar el «sentido común» y aprovechar al máximo la gestión de la SPRI pero sin cerrar las actuales oficinas.

Hay que tener en cuenta, además, que el Gobierno de López funciona con un departamento menos que el anterior y prescinde de la vicelehendakaritza. Sin un 'número dos' como tal, esas funciones de coordinación recaen en el consejero con más peso específico del Gabinete, el titular de Interior, Rodolfo Ares.