Es profesora de Derecho Constitucional, presidenta de la Red Feminista de Derecho Constitucional en la Universidad de Valencia y experta en políticas de igualdad. Julia Sevilla se ocupó ayer de impartir, junto a la diputada socialista por Asturias en el Congreso, Mariví Monteserín, un seminario sobre 'La igualdad entre hombres y mujeres'. Ella se reconoce «optimista» en el camino hacia esa igualdad, pero lamenta que «la sociedad todavía es muy machista».

-Se habla de igualdad en estos encuentros. ¿El mejor foro para llegar a ella comienza en los jóvenes?

-Sí, es fundamental, aunque por otra parte, hoy la juventud vive con expectativas diferentes a las que nos movíamos hace tiempo. En concreto, es muy difícil que las mujeres se sientan discriminadas en la etapa de juventud porque en los estudios no se ven así. Viven más las trabas de ser jóvenes que las de ser mujeres, pero sí estamos previniendo para el futuro y es importante que tengan claros conceptos fundamentales como igualdad y feminismo, porque hay mucha gente que aún cree que feminismo es lo contrario de machismo y no tiene nada que ver.

-¿Cree que falta mucho para eliminar la desigualdad?

-Sí, desde el momento en que hace falta una Ley de Igualdad, porque es un reconocimiento histórico a la falta de ella. Las leyes se aprueban porque existe un vacío de comportamiento y de conducta. Pero todavía hay cosas por hacer, porque el número de mujeres asesinadas por violencia de género es una barbaridad, es muchísimo más que por enfermedades de cáncer, pero también por la dificultad que tiene una mujer de trabajar y tener hijos o llegar a determinadas esferas. Pasa una cosa curiosa, entras en Google y vas a buscar catedrática y te dice 'habrá querido decir catedrático'. Lo dice todo y sólo es un ejemplo. -La violencia de género, ¿es la que ha levantado la alerta?

-Sí. La muerte siempre es lo más trágico y el derecho a la vida es un derecho garantizado por la Constitución, pero la mujer no lo tenía igual de garantizado que el hombre. Esta ley ha sido la primera que se ha aprobado para acabar con las diferencias, aunque había normas en derecho penal que iban cambiando un poco la normativa. Pero si nos llamamos un Estado social y democrático de derecho tenemos que ir a por la igualdad. Es una coherencia, lo que pasa es que es difícil porque aunque no quieran, no consideran que en esta época hay privilegios, pero sí los hay y son propios de un estado feudal.

-¿Se está haciendo suficiente contra la violencia de género?

-Lo suficiente sería que disminuyeran las muertes. Creo que se está haciendo en estos momentos casi todo lo posible, pero cuando se haga, que ya se está empezando a hacer, una campaña igual para la violencia de género que para los accidentes de tráfico, adelantaremos bastante. Sí es cierto que por parte del poder se está percibiendo ya la necesidad de incrementar los recursos en este tema, pero claro, la sociedad es todavía muy machista.

«Que se sienta segura»

-En Asturias se ha creado la Casa Malva, ¿qué le parecen este tipo de centros?

-Yo personalmente soy partidaria. Cuando la mujer es víctima de violencia de género se encuentra absolutamente vacía de su personalidad, está llena de miedos, angustia y ansiedad y la han despojado de su propio ser, prácticamente porque la violencia destroza a la persona y necesita una reparación. Este tipo de casas o de centros son importantísimos para que la mujer se sienta segura y pueda pensar que si denuncia no va a pasar nada, aunque a veces el problema es que no son conscientes de su vulnerabilidad y renuncian a su protección o son incapaces de alejarse de su pareja.

-Y se siguen dando sentencias judiciales muy machistas

-Es cierto que la Administración Judicial ha sido un cuerpo bastante machista, tanto en hombres como mujeres. Tienen un poder absoluto y como no se hace test de normalidad, por decirlo de alguna forma, un juez llega y aplica la norma. Aunque cada vez está más 'afeminado' porque hay más juezas que jueces, en las altas estructuras siguen predominando los hombres. Además, es un cuerpo tradicionalmente conservador y machista e indudablemente ha habido sentencias en esa línea y muchas personas acogidas que se han visto sufriendo un doble maltrato: el que han tenido por la calle, por ejemplo una violada, y otro maltrato luego en comisaría y el juzgado. Hay numerosas sentencias que dicen que se lo habrá ganado.

«Asimilar conceptos»

-¿Va cambiando esta situación?

-Sí, yo creo que sí. Soy bastante optimista, a pesar de que las estadísticas son muy negativas. Sin embargo, creo que la sociedad está evolucionando, como demuestra que aquí en estos encuentros haya un curso sobre igualdad para la juventud. Está garantizando que por lo menos oigan, y si oyes puedes asimilar e integrar conceptos que hasta ahora no se decían con tanta firmeza. Eso, unido al apoyo tan importante que es tener una Ley de Igualdad aprobada, con mucha aceptación en la calle. Pero que aquí haya este curso es importante porque la gente que necesita hoy esa igualdad es la gente joven y en estos encuentros se está dando, de alguna manera, una formación de líderes, que son quienes luego pueden producir opinión.

-En definitiva, ¿se puede decir que vamos por buen camino?

-Yo creo que sí, aunque sea un tópico. Y considero que estos 25 años de los Encuentros de Cabueñes han tenido un buen resultado.